Cómo regar en el cultivo de suelo convencional
La forma en que vamos a decidir regar modificará el estilo de nuestro huerto y decidirá algunas de las labores previas a la plantación.
Riego a manta y por surcos
La forma más tradicional de riego es el conocido como riego a manta, donde un riego por desbordamiento inunda una zona acotada, por ejemplo un cuadro de cultivo plantado de zanahorias. Un poco más sofisticado es el riego por surcos, donde lo que se inunda es el surco que practicamos a lo largo de una línea de plantas. Hay que procurar que los surcos y los cuadros de cultivo no tengan pendiente, ya que regaremos de forma ineficaz una parte del cultivo. Estos riegos se consideran efectivos en lugares donde el agua se encuentra de forma abundante y barata.
Para regar a surcos, uno de los dibujos tradicionales es el de hacer el marco de plantación en rectángulos disponiendo plantas dos a dos una frente a otra y regar por el valle que deja el centro del marco de plantación. Por ejemplo, en tomate, un marco de plantación habitual es 40×40 cm.
Riego por aspersión
El riego por aspersión consiste en suministrar agua a las plantas en forma de lluvia. Se consigue haciendo pasar agua a presión a través de aparatos denominados aspersores o difusores de agua que tienen un radio de acción establecido. O de forma más sencilla con una regadera.
En general son sencillos de instalar y, si se distribuyen bien los aspersores, el riego resulta muy uniforme.
Como inconveniente cabe destacar que en huertos con plantaciones entutoradas no resultan nada prácticos, ya que los propios cultivos hacen de pantalla a la distribución del agua. Además, en caso de riegos frecuentes se propicia la aparición de enfermedades producidas por hongos debido a la constante humedad en las hojas. También cabe la posibilidad de tener problemas de distribución y pérdidas de agua por deriva a causa del viento.
Son sistemas útiles en ciertos tipos de huertos donde la forma de cultivo se ve favorecida por este sistema de riego, como las espinacas o las zanahorias en cuadros de cultivo.
Riegos localizados
Conocidos como riegos gota a gota, los riegos localizados consisten en conducir el agua a través de una manguera con emisores a lo largo de una línea de cultivo para conseguir la humedad necesaria en el entorno útil de la planta.
Los emisores pueden ser diversos y debemos instalar los que se adapten a nuestras necesidades:
Goteros
De diversos tipos y caudales, permiten regar gota a gota (entre 4 y 16 l/h). Normalmente, los goteros se pinchan en la manguera que distribuye el agua al gusto del horticultor, por lo que resultan prácticos en riegos de plantaciones con marcos de plantación generosos donde no haya que regar una línea constante y sí una zona localizada, por ejemplo en árboles frutales. Los goteros de más calidad contienen una lámina plástica que compensa las sobrepresiones, permitiendo que el primer y último gotero de una alineación (goteros autocompensantes) rieguen con el mismo caudal de agua.
Mangueras de goteo
Son mangueras con goteros incorporados que permiten el riego de forma lineal y constante a lo largo de su distribución. Su instalación es sencilla y al estar los goteros incorporados (no externos) permite recoger dichas mangueras con facilidad cuando se ha acabado el cultivo para reutilizarlas posteriormente. Si los goteros están suficientemente juntos (entre 15 y 30 cm) permite hacer una línea de riego cuando se utiliza el tiempo suficiente. El efecto es que el bulbo de riego de un goteo se solapa con el siguiente, consiguiendo así un riego lineal uniforme. De esta manera, no pasa nada si, en el momento del trasplante, la planta no coincide con el gotero. Es más, así podremos con un mismo tipo de manguera establecer diferentes marcos de plantación.
Manguera exudante
Se trata de una manguera porosa que va repartiendo el agua a lo largo de su trayectoria. Es útil para tiradas cortas, ya que al tratarse de microorificios riega menos a medida que la manguera pierde presión en su recorrido. También hay que vigilar en zonas con aguas duras pues los orificios se obturan fácilmente por las precipitaciones calcáreas.
Las ventajas del riego localizado son diversas:
- Una gran economía de agua, ya que las pérdidas por evaporación y deriva son mínimas.
- Permite instalaciones sencillas en huertos con inclinaciones que dificultarían otros tipos de riego y nos permite además hacer un huerto en plano, sin surcos.
- Nos permite realizar aportes de fertilizantes junto al agua de riego, lo que se conoce como fertirrigación.
- Reduce la aparición de malas hierbas al reducir la superficie húmeda del huerto.
- Este sistema de riego nos permite hacer uso de automatismos de riego con los que establecer una rutina de riego. Los controladores de riego son tremendamente útiles, nos ahorran trabajo y consiguen que las plantas estén regadas sin necesidad de que nosotros estemos en el huerto, como cuando por ejemplo nos vamos de vacaciones o no podemos cuidar de nuestro huerto entre semana.
Como inconvenientes cabe destacar:
- Una mayor inversión inicial.
- Es conveniente hacer uso de un filtrado previo a la entrada de agua en las mangueras.
- En zonas de aguas duras con altos niveles de bicarbonatos son frecuentes las obturaciones, por lo que, de vez en cuando, deberemos cambiar los goteros o las mangueras o proceder a su limpieza con algún tipo de ácido doméstico que esté a nuestra disposición.