La luz y el huerto. Las plantas son mágicas
Bajo este epígrafe un tanto cursilón se esconde una realidad científica, las plantas convierten la materia inorgánica en materia orgánica. Son capaces de absorber elementos simples como el carbono, el nitrógeno, el fósforo y el potasio y convertirlos en aminoácidos y proteínas. Este proceso se denomina fotosíntesis y para ello es básica la luz. Las plantas necesitan luz para crecer y desarrollarse. Por eso, es recomendable un entorno lo más soleado posible. Nuestro huerto, en la medida de lo posible, deberá estar orientado hacia el sur (si vivimos en el hemisferio norte) y evitar las proyecciones de sombras.