Cómo regar en el cultivo hidropónico
La forma más sencilla de regar cuando nuestro huerto se cultiva en macetas o mesas de cultivo es regar por inundación usando una manguera o una regadera. Si queremos que nuestro huerto sea más eficiente en riego y nuestras plantas estén mejor cuidadas resulta más práctico establecer un riego localizado mediante goteros. Cuando hacemos servir sacos de cultivo es indispensable.
Especialmente pensados para el cultivo hidropónico, existen unos goteros llamados lancetas de riego que nos permiten enlazar el gotero a un pincho que se clava en la maceta o saco de cultivo y que permite que la gota de agua no caiga fuera del recipiente. Estos goteros de lanceta se pinchan a lo largo de una manguera que se distribuye por la zona de cultivo.
En el caso de las mesas de cultivo también se puede optar por un tipo de manguera con goteros incorporados que se distribuyen alineadas a las plantas sobre el substrato de la mesa.
El riego localizado nos permite automatizar la frecuencia de riego con los controladores de riego, cuestión muy importante cuando trabajamos con volúmenes de tierra pequeños, ya que para satisfacer los requerimientos de nuestras plantas necesitaremos regar con mucha frecuencia y establecer una rutina de riego, en ocasiones, de varias veces en un día. Los controladores de riego son tremendamente útiles, nos ahorran trabajo y consiguen que las plantas estén regadas sin necesidad de que nosotros estemos en el huerto, como cuando por ejemplo nos vamos de vacaciones o no podemos cuidar de nuestro huerto entre semana.
Además nos permite realizar aportes de fertilizantes junto al agua de riego, lo que se conoce como fertirrigación.
Como inconvenientes cabe destacar un coste económico mayor, y que en zonas de aguas duras con altos niveles de bicarbonatos son frecuentes las obturaciones, por lo que debemos cambiar los goteros o proceder a su limpieza con algún tipo de ácido doméstico que esté a nuestra disposición.